La Iglesia tiene un gran papel en la educación en nuestro país con 1.400.000 alumnos repartidos en seis mil centros educativos católicos (14 universidades, 84 centros superiores de formación, etc.). Por este concepto la iglesia ahorra al Estado más de 4.100 millones de euros. También cabe destacar los 17.000 misioneros españoles repartidos por todo el mundo que gastan y desgastan su vida a favor de los demás.
En los tiempos de crisis en los que nos encontramos, instituciones de la Iglesia como Cáritas o Manos Unidas se acreditan como las más eficaces y las que transmiten una mayor confianza. Esta confianza es una respuesta a los 4.500 centros asistenciales que prestan ayuda a tres millones de personas sin recursos; 86 hospitales, 55 ambulatorios, 237 guarderías, 178 consultorios familiares, 68 centros para víctimas de la violencia, etc. La respuesta de la población se puede predecir: confianza, seguridad, simpatía. Y ahora nos preguntamos, ¿sería capaz el Estado de prescindir de las mencionadas aportaciones de la Iglesia, sobre todo si tenemos en cuenta la acogida amorosa con que los necesitados son ayudados?
Foto: niños sonrientes en una escuela de las Hermanas Dominicas en el Líbano (mayo, 2007)
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