viernes, 27 de mayo de 2011

Ética personal y profesional

Pensamos que el artículo de Rafael Andreu y Josep M. Rosanas, profesores del Iese, os puede interesar. Hemos hecho un pequeño abstracto para que le echéis un vistazo.

El periodo en el que nos encontramos nos está convirtiendo en algo así como devotos del “querer lo más y lo mejor” sin importarnos quién o qué dejamos atrás. Es decir, estamos más dispuestos a hacerle una faena a un colega o cliente que a un amigo o familiar. La razón es que “en la empresa nos va el trabajo y todo el mundo es con eso más egoísta”. Es un cambio de mentalidad que nos tendría que preocupar. Veamos por qué.

Primero porque por este camino acabaremos haciendo la vida en la empresa más incómoda y al final menos eficiente. Todos estaremos permanentemente en alerta para perjudicar al vecino en beneficio propio. ¡Viviremos en la jungla! Y usaremos mucha parte de nuestro tiempo para perjudicar a los demás. Al final seremos menos competitivos como empresa para aprovecharnos individualmente.
Segundo, porque las prácticas que devienen rutina en la empresa acabaran por formar parte de nuestras vidas y el resultado será una vida social más incómoda e insegura. Porque no nos engañemos; las personas somos las mismas en la empresa y fuera.
Tercero y fundamental, porque no sólo haremos nuestras vidas menos atractivas, sino que estaremos volviéndonos más falsos, más injustos… y así, la ética contextual no nos sale a cuenta. Y, sin embargo, creyéndonos más listos que los demás, en eso estamos y así seguiremos. ¿No es hora de una rectificación colectiva?